Las heparinas de bajo peso molecular son un tratamiento indicado para la prevención y el tratamiento de la trombosis. Suelen venir preparadas para que, una vez en casa, seas tú mismo, o con ayuda de algún familiar, quien te inyectes la medicación.
En esta píldora te indicaremos la manera correcta de realizar esta técnica.
La experta
La persona que te va a guiar a la hora de enseñarte cómo debes autoadministrarte el tratamiento es Dolores Otero, enfermera del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.
Cuestionario
¿Qué sabes sobre el tema?
Para empezar, te proponemos un cuestionario que te permitirá medir tus conocimientos previos sobre este tema. Al final de este curso, en el apartado de conclusiones, podrás realizar de nuevo este cuestionario y comprobar lo que has aprendido.
Uso del vídeo
Al principio de cada apartado de este curso hay un vídeo. La siguiente imagen te indica dónde debes hacer clic en cada reproductor para poder activar cada una de las opciones que te ofrece este recurso multimedia.
¿Qué es y para que sirve?
Cuando se forma un coágulo o un trombo, el mayor peligro es que se desprenda, se desplace por el sistema circulatorio y llegue al pulmón, causando una enfermedad grave: la embolia pulmonar. Por eso, en determinadas situaciones en las que es más probable que se produzcan trombos (como después de una intervención quirúrgica o cuando se tiene una periodo de inmovilización prolongado), se utiliza la heparina, un medicamento que previene la aparición de coágulos de sangre y trombos en la sangre.
Preparación previa a la inyección
Antes de proceder a la inyección, debes preparar todo el material necesario:
Algodón o gasa.
Desinfectante: alcohol 70º o clorhexidina acuosa al 2%.
La jeringa precargada. Recuerda que no hay que expulsar la burbuja de aire de la jeringa.
Contenedor de recogida de desechos. No debes tirar la jeringa a la basura. En el Hospital, el personal de enfermería la depositará en un contenedor de materiales punzantes. En casa, tú también tendrás que hacerlo así, una vez administrada la inyección, a no ser que la heparina que utilices tenga su propio contenedor de seguridad individual.
Este contenedor de recogida de material punzante te lo facilitarán en tu centro de salud u hospital, en caso de que sea necesario. Cuando ya no lo vayas a usar más, deberás depositarlo en el punto SIGRE de tu farmacia habitual.
Autoinyectarse la heparina
¿En qué posición y dónde debo inyectarme?
Si alguien te ayuda, tienes suficiente destreza o no puedes moverte, puedes ponerte la inyección acostado boca arriba (decúbito supino). Si no se da ninguno de estos tres casos, la recomendación es que te pinches de pie o sentado.
Puedes inyectarte la heparina en el lado derecho, en el izquierdo o en el abdomen inferior, siempre a unos 5 centímetros del ombligo y lejos de de cualquier zona cicatrizada, roja o magullada.
También podrías inyectarte en los lados de los muslos. Incluso, si dispones de la ayuda de algún familiar o conocido, podrías pincharte en la parte superior de los brazos o en la zona lumbar.
Es importante que escojas una zona diferente cada vez que te vayas a aplicar una nueva inyección. Para ello, puedes llevar un registro o control de las zonas que te ayude a recordar dónde has realizado las últimas inyecciones.
La inyección, paso a paso
Por otra parte, como has visto en el vídeo, el procedimiento correcto, que te ayudará a prevenir dolor y posibles hematomas, es el siguiente:
Lávate las manos con agua y jabón.
Comprueba que la jeringa y la dosis es la que le recetó el médico. Si el contenido fuera turbio o contuviera partículas, deséchala y coge otra jeringa.
Retira hacia un lado el protector de seguridad (lengüeta roja) de la jeringa.
Quita el protector de la aguja.
Elige el lugar dónde deseas inyectarte. Como has visto anteriormente, lo recomendable es hacerlo en la zonas laterales del abdomen o en el abdomen inferior, a unos 5 centímetros del ombligo. Debes evitar la zona central del abdomen y aquellas en las que no haya grasa, pues los hematomas son más frecuentes en ellas. Recuerda que debes cambiar la zona de inyección cada día.
Desinfecta la zona elegida con una gasa empapada en alcohol. Frota de dentro hacia afuera, realizando un círculo.
Forma un pliegue con los dedos pulgar e índice, sin apretar, en la zona desinfectada. Sujeta la jeringa con la otra mano e introdúcela de forma perpendicular al pliegue cutáneo.
Inyecta muy lentamente.
Una vez inyectada la heparina, espera unos segundos y retira con cuidado la aguja sin soltar el pliegue de la piel. De hecho, debes mantenerlo cogido unos segundos más después de sacar la aguja.
Ancla la aguja con la lengueta de seguridad y desecha la jeringa en el contenedor de material punzante, en caso de que la heparina que utilizas no traiga su propio contenedor de seguridad.
Recuerda
No se debe masajear la zona tras la inyección.
Evita la inyección en zonas con hematomas, enrojecidas o con cicatrices.
Repite la inyección siempre a la misma hora y cambia cada día el lugar en que la administras.
Conserva la heparina a temperatura ambiente, no es necesario nevera.
¿Cuándo acudir al médico?
Consulta con su médico o enfermera si la zona de la inyección se enroceje o aparece endurecimiento, inflamación, calor o dolor local.
Consulta con su médico o acude a Urgencias si durante el tratamiento con heparina aparece cualquier sangrado anormal.
Comunica siempre que estás siendo tratado con heparina si te van a realizar una operación quirúrgica o una cirugía dental.
Administración de heparina de bajo peso molecular y aparición de complicaciones locales en pacientes de cardiología. Autores Alcahúd Cortés, C , Iglesias Mier, T , Lázaro Castañer C , Córcoles Jiménez, P , González Álvarez, T , Laserna Ibáñez, F , Sánchez Córcoles, D , Simarro Garrigós, C. Revista Enfermería en Cardiología N.º 47-48 / 2.º - 3.er cuatrimestre 2009.
Los siguientes enlaces le permitirán ampliar sus conocimientos y ver vídeos demostrativos sobre cómo inyectarse heparina u otras inyecciones subcutáneas.